jueves, 30 de junio de 2016

Yo soy primero | Machismo



Todos sabemos que es machismo, ese desconcertante pensamiento que asegura que los hombres son superiores a las mujeres, sigue muy presente en la sociedad actual. Y lo que es peor, en ambos sexos.
En primer lugar, ¿qué diferencia realmente a los hombres de las mujeres? Si abrimos cualquier libro de biología nos encontramos con que esta diferencia radica en los caracteres sexuales. Estos se dividen en caracteres sexuales primarios y secundarios:

Los primarios son aquellos con los que nacemos, es decir, nuestros aparatos reproductores.Los secundarios son aquellos que vamos adquiriendo desde que nacemos hasta que alcanzamos la madurez sexual. En varones podemos observar una voz más grave y la aparición de vello, y en las mujeres un hinchamiento de las caderas y un desarrollo del pecho entre otros.

De esta primera cuestión es de vital importancia resaltar una diferencia: Los hombres poseen una musculatura más desarrollada, lo que les permite ser más productivos en trabajos físicos.

En segundo lugar, ¿cuándo surgió el machismo? Sabemos que en las primeras tribus nómadas no había especialización en las tareas, por ello el machismo tuvo que surgir en algún momento entre las primeras sociedades sedentarias y la civilización griega. Pongo a la civilización griega como momento clave porque en algunas de sus leyendas religiosas ya podían observarse estereotipos machistas (como ejemplo puedo poner la leyenda de la caja de Pandora, que culpa a la mujer de todo el mal del mundo).


En estas épocas la economía imperante era una economía de subsistencia en la que solo se producía lo que se iba a consumir. Este tipo de economía conlleva un trabajo físico intenso donde el hombre es más productivo, lo que provocó que las mujeres empezaran a especializarse en otras tareas y ocasionó que ellas dependieran del trabajo de los varones. Con el paso del tiempo esta dependencia se fue intensificando hasta que la mujer quedó relegada a un segundo lugar y en nuestra conciencia social quedó grabado al rojo vivo que las hembras no eran productivas, que solo servían para tareas del hogar y que, en realidad, eran un estorbo.

Otro ejemplo de como las condiciones económicas pueden afectar a las ideas de un grupo de personas. Resumiendo, el machismo surgió en una época en la que imperaba una economía de subsistencia que se basa en un esfuerzo físico que es una capacidad en la que los hombres tienen un mayor rendimiento lo que relega a la mujer a un segundo plano.

Pero, ¿y si cambiamos la época? ¿Y si pasáramos a otro tipo de economía que se premie el trabajo intelectual sobre el físico? ¿Y si situamos el problema en la época actual? Pues el esquema variaría totalmente ya que intelectualmente no hay diferencias entre los dos sexos.
Esto está provocando que mientras nuestra conciencia social sigue siendo machista la actualidad se opone esta idea. Por ello este pensamiento está condenado a desaparecer con el avance de la ciencia y la tecnología.


Parece que, otra vez, la espera de un futuro ideal es la solución. No podríamos estar más equivocados. Es nuestro deber acelerar el proceso mediante la educación de la sociedad y mediante leyes que aseguren la igualdad de sexos. Es nuestro deber cambiar el mundo.


-Christian Estrada

Fuente: Folleto de la Escuela Colegio Edison 

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