Todos sabemos que es machismo, ese desconcertante
pensamiento que asegura que los hombres son superiores a las mujeres, sigue muy
presente en la sociedad actual. Y lo que es peor, en ambos sexos.
En primer lugar, ¿qué diferencia realmente a los hombres de
las mujeres? Si abrimos cualquier libro de biología nos encontramos con que
esta diferencia radica en los caracteres sexuales. Estos se dividen en
caracteres sexuales primarios y secundarios:
Los primarios son aquellos con los que nacemos, es decir,
nuestros aparatos reproductores.Los secundarios son aquellos que vamos
adquiriendo desde que nacemos hasta que alcanzamos la madurez sexual. En
varones podemos observar una voz más grave y la aparición de vello, y en las
mujeres un hinchamiento de las caderas y un desarrollo del pecho entre otros.
De esta primera cuestión es de vital importancia resaltar
una diferencia: Los hombres poseen una musculatura más desarrollada, lo que les
permite ser más productivos en trabajos físicos.
En segundo lugar, ¿cuándo surgió el machismo? Sabemos que en
las primeras tribus nómadas no había especialización en las tareas, por ello el
machismo tuvo que surgir en algún momento entre las primeras sociedades
sedentarias y la civilización griega. Pongo a la civilización griega como
momento clave porque en algunas de sus leyendas religiosas ya podían observarse
estereotipos machistas (como ejemplo puedo poner la leyenda de la caja de
Pandora, que culpa a la mujer de todo el mal del mundo).
En estas épocas la economía imperante era una economía de
subsistencia en la que solo se producía lo que se iba a consumir. Este tipo de
economía conlleva un trabajo físico intenso donde el hombre es más productivo,
lo que provocó que las mujeres empezaran a especializarse en otras tareas y
ocasionó que ellas dependieran del trabajo de los varones. Con el paso del
tiempo esta dependencia se fue intensificando hasta que la mujer quedó relegada
a un segundo lugar y en nuestra conciencia social quedó grabado al rojo vivo
que las hembras no eran productivas, que solo servían para tareas del hogar y
que, en realidad, eran un estorbo.
Otro ejemplo de como las condiciones económicas pueden
afectar a las ideas de un grupo de personas. Resumiendo, el machismo surgió en
una época en la que imperaba una economía de subsistencia que se basa en un
esfuerzo físico que es una capacidad en la que los hombres tienen un mayor
rendimiento lo que relega a la mujer a un segundo plano.
Pero, ¿y si cambiamos la época? ¿Y si pasáramos a otro tipo
de economía que se premie el trabajo intelectual sobre el físico? ¿Y si
situamos el problema en la época actual? Pues el esquema variaría totalmente ya
que intelectualmente no hay diferencias entre los dos sexos.
Esto está provocando que mientras nuestra conciencia social
sigue siendo machista la actualidad se opone esta idea. Por ello este
pensamiento está condenado a desaparecer con el avance de la ciencia y la
tecnología.
Parece que, otra vez, la espera de un futuro ideal es la
solución. No podríamos estar más equivocados. Es nuestro deber acelerar el
proceso mediante la educación de la sociedad y mediante leyes que aseguren la
igualdad de sexos. Es nuestro deber cambiar el mundo.
-Christian Estrada
Fuente: Folleto de la Escuela Colegio Edison
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